Cultura y tradiciones del té en el mundo árabe
Por Farah El Akkad, periodista.
No hace falta decir que el té es la bebida más celebrada en Egipto y en el mundo árabe. Ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche, no hay un momento u ocasión específicos para beber té en Oriente Medio. Con sabor, con leche o clásico, un árabe nunca dirá que no al té.
Los egipcios, en particular, comparten un «mazag» (gusto) especial por el té. Wahed Shai, Sukkar Bara «Una taza de té, azúcar fuera»; una expresión local muy conocida, con la que muchos egipcios están familiarizados. Suele decirse al camarero de los cafés locales ‘ahwa’ que se encuentran en cada esquina de Egipto, charlando y sorbiendo una taza de té entre amigos después de un largo y ajetreado día de trabajo mientras se ve un partido de fútbol; algo normal en la vida cotidiana de los egipcios. No es sólo una bebida, sino que se considera un símbolo de hospitalidad y generosidad; los egipcios y los árabes suelen ofrecer a sus invitados más de una taza de té; algunos anfitriones obsequian a sus huéspedes con una tetera entera para que se deleiten.
Los egipcios disfrutan de diferentes variedades de té, ya sea el «Saidi«, un té negro excepcionalmente pesado y azucarado, como el que se sirve en el Alto Egipto. El té se suele mezclar con no menos de dos cucharadas de azúcar y hojas de menta fresca ‘na’na’ o leche (si se prefiere) hervida en conjunto hasta que se vuelve chisporroteante. El té del Alto Egipto es bastante pesado y amargo en comparación con las ciudades del norte de Egipto, donde se bebe el té «koshari«, que es un poco más ligero y el agua se hierve antes de añadir el té y el azúcar. En cuanto a los rituales para beber té, el ambiente en el que se sirve tiene una gran importancia. A diferencia del café u otras bebidas calientes, es necesario servir el té en un vaso de cristal transparente, algunos incluso consideran que es de mala educación servir el té en una taza o un vaso no transparente, o que no es «osool» ( falta de costumbre o tradición) como decían las abuelas. A veces se añade leche al té «shai bi laban» (té con leche) según las preferencias y se sirve con galletas caseras. En el Sinaí, Siwa y otras comunidades beduinas se sirve el shai el Hatab (té hecho con leña quemada), de sabor bastante fuerte, generalmente aromatizado con menta fresca y a veces con hojas de limoncillo (sobre todo en Siwa).
Considerada la bebida más extendida en el mundo árabe, no sólo en Egipto. Cada uno con su toque particular. En países como Líbano, Siria, Jordania y Palestina, era habitual que el té se sirviera en la calle, entre vecinos, sobre todo por la tarde. La gente solía compartir el té (aromatizado con menta o salvia) y disfrutar de una pequeña charla sobre cómo había ido el día. Los vendedores de té eran muy habituales en las zonas concurridas y en los mercados, conocidos como «Sabbabeen el Shai» (vendedores de té tradicionales). Hoy en día, los países levantinos siguen compartiendo la misma costumbre de tomar el té con sus vecinos, en sus balcones o fuera de su casa de una sola planta. Otros países, como Marruecos, también son famosos por el sabor único de su té, aromatizado con menta y hierbabuena. El té marroquí tiene una presentación bastante colorida; se sirve en una bandeja de plata con una tetera marroquí y vasos de té decorados con colores que destacan y hacen que uno tome algo más que una simple taza. En la zona del Golfo, está el té Karak, originario del sur de Asia y de la India.